24 de mayo de 2021

MOLINAS, MOLINOS Y BATANES

ANTIGUOS MOLINOS Y BATANES DE FUENCALIENTE

Corría el año 1575, época en la que España era la principal potencia mundial y en el imperio de Felipe II nunca se ponía el sol, cuando el monarca envió un cuestionario a todos los pueblos de Castilla preguntando por su historia, sus habitantes, sus costumbres, y de paso por sus fuentes de riqueza, con el fin probable de establecer nuevos impuestos con los que mantener su vasto imperio. Estos escritos se conocen como la Relaciones Topográficas de Felipe II, y se conservan las contestaciones de muchos pueblos, entre ellos las de Fuencaliente, en la Biblioteca de El Escorial. Los vecinos de Fuencaliente Sebastián García Lozano, Juan Muñoz el Viejo, Lucas García, y el bachiller Rodrigo fueron los encargados de contestar las preguntas del cuestionario enviado por el rey a esta población, y respondiendo a la pregunta número 22 dicen:

"Que en los ríos que pasan por el término de la villa hay once molinos harineros. Nueve en el río de la Yegua: dos de Juan López Nevado, dos de Francisco Rodríguez, uno de la mujer e hijos de Diego Luchena, otro de Pero Hernández, otro es de Miguel Martín, y otro de Tomé de la Ferradilla. El río que pasa más cerca de la villa tiene un molino de Tomasa Perlán. Y en Ventillas, otro en el arroyo de la Liseda, que es de Asensio Gómez.

Y en el río La Yegua hay tres batanes: uno es de los hijos y herederos de Juan de Almagro, y otro de los herederos de Juan de Cuellar, y otro de Bartolomé Romero y de sus hermanos, vecinos de Pedroche."

Molino del Ingenio

Casi doscientos años después, en 1752, se realizó otro interrogatorio parecido al anterior, el conocido como Catastro de Ensenada, puesto en marcha con el mismo fin, la recaudación de impuestos. Las respuestas relativas a la villa de Fuencaliente fueron escritas por el escribano Joseph López Gijón y se encargaron de responderlas los siguientes vecinos: Juan Martín Poyatos y Sebastián Nevado, Alcaldes ordinarios, Alfonso Díaz Serrano, regidor, Sebastián García Lozano, procurador síndico general, Tomas Jiménez, labrador, Juan Casimiro Díaz, labrador, y Alfonso Ramírez, alguacil mayor, por ser "personas prácticas y inteligentes y noticiosas". El cura del pueblo, Juan Francisco Criado, se encargó de tomar juramento a los declarantes. Respondiendo al cuestionario, en la pregunta 17, dicen:

"No hay batanes, ni otros artefactos de los que la pregunta refiere, a excepción de algunos molinos harineros; su fabrica de todos de cubo, que muelen con las aguas corrientes de tres ríos pequeños llamados el del Lugar, el de los Molinos, y el de la Lisea".

La relación de molinos que hacen es la siguiente: "Un molino harinero que pertenece a Domingo García, llamado el de la Herrería, el más distante de esta Villa... Molino de Juan García de Heredia y Dionisio Ortega, vecinos de esta Villa; molino con cubo pequeño y de poco moler... Molino que pertenece a Francisco Muñoz Cepas, Ana Juliana Muñoz su hermana y a Francisco Ignacio Muñoz, y a este molino llaman el de la Higuera... Molino llamado de los Guindos propio de Juan Antonio Gijón... Molino propio de Alphonso Díaz Serrano, y le llaman a este molino el Quemado... Molino que llaman de la Talaverana y es propio de Gerónimo Rodríguez... Molino llamado del Ingenio, propio de Juan Batanero el Mayor; el mejor que hay en esta Villa... Molino llamado del Zurdillo, propio de María Heredia, viuda de Alphonso Morillo... Molino llamado de la Encinilla, propio de Juan Casimiro Díaz, y Ana López viuda de Gabriel Díaz... Molino llamado de la Lisea que es propio de Manuel Castellanos, vecino de la Aldea de Ventillas... Molino llamado de la Iñesta que es propio de Don Diego Antonio de Rísquez, presbítero, al presente arrendado por Juan de Ortal".

Molino de los Guindos

En 1752 los batanes habían desaparecido pero había el mismo número de molinos que en 1575, once molinos harineros. Como curiosidad también había un vecino que se llamaba igual que otro de 1575, Sebastián García Lozano. Los nueve molinos del río Cereceda de 1752 los relacionan por orden, siguiendo el río aguas abajo. El más importante en esta fecha es el molino del Ingenio, que luego acabó siendo llamado del Egeño por mala pronunciación de la gente.   

Poco o casi nada queda hoy día de aquellos molinos y batanes. Recorriendo los ríos cercanos todavía podemos ver algunos restos de lo que fueron aquellas construcciones hidráulicas y hacernos una idea de lo que sería la vida y el trasiego de gente por el río cuando los molinos y batanes estuvieran en funcionamiento. Los restos que quedan no son muchos, pero algunos muy interesantes. En el siguiente mapa se puede ver la localización de los restos que conocemos.


Localización de antiguos molinos, molinas y batanes
MOLINOS HARINEROS

Los molinos eran todos molinos harineros movidos por la fuerza hidráulica. Los molinos aceiteros no existían porque aun no había olivos; habrá que esperar bastante tiempo para ver las primeras plantaciones de olivos en el término. Así pues, hacia 1575 había en el término municipal de Fuencaliente 11 molinos harineros hidráulicos. La mayoría de ellos (nueve) estaban situados en el río de la Yegua (Yeguas) y su afluente que ahora llamamos Cereceda, río que ha sido llamado popularmente como "el río de atrás" y "río de los molinos"; en el río del pueblo, ahora llamado Pradillo y también afluente del río Yeguas, había otro molino; por último, otro molino había en Ventillas que se servía del agua de la garganta de la Aliseda.

La industria de los molinos harineros se remonta a los principios de la Historia y perduró hasta bien entrado el siglo XX. Los agricultores guardaban el grano en sus cámaras, o trojes, y lo iban sacando para moler según sus necesidades y muchas veces se molía a escondidas y de noche, pues era obligatorio declarar lo que se molía y pagar impuestos. Aparte de eso, el molinero se quedaba con una parte de lo molido, la maquila, y por eso también se les llamaba "molinos maquileros". El agua se cogía del río mediante una pequeña presa o azud, y por un caz (acequia), llegaba hasta el cubo del molino. El cubo tenía la función principal de almacenar agua, pero también conseguir que ésta tuviera más presión para poder mover la rueda de madera que hacía girar la piedra de moler. Los molinos de estos pequeños ríos necesitaban de un cubo, o pozo, pues la corriente natural no tendría la fuerza suficiente para mover la pala. Desde el cubo, el agua entra en el molino por un canal bajo el piso hasta donde estaba la pala, una rueda de álabes que giraba impulsada por el agua. El eje de la pala subía hacia el piso del molino, lo atravesaba y hacía girar la muela o piedras.

Molino de Brillorea

Cada muela consta de dos piedras, la inferior fija y la superior móvil. El grano caía desde una tolva de madera situada sobre la piedra de arriba y se iba moliendo entre piedra y piedra hasta salir por los bordes convertido en harina. El molinero regulaba el paso del agua con una compuerta de madera y la velocidad de la piedra se podía controlar regulando el caudal de agua. Después de mucho uso la piedra solera se quedaba lisa y había que picarla y rayarla para que moliera mejor.

Los últimos molinos harineros (el de Macario, el de Lisardo, y el de Chilín) fueron dejando de moler después de la Guerra Civil. Hubo un momento en que se intervino por parte del Gobierno la producción de trigo, se prohibió molerlo en los molinos maquileros y los agricultores fueron obligados a entregarlo al silo de Almodóvar, del tal forma que solo se pudo seguir moliendo cebada y avena para pienso. El último molino que estuvo funcionando fue el de Chilín, en el río Yeguas, que cerró a finales de los años sesenta del pasado siglo XX. Unos años antes había cerrado la "fábrica" de Lisardo, en el Egeño, y antes el molino de Macario, en el río Cereceda.

MOLINO DE BRILLOREA
Sus ruinas se localizan en la junta de la garganta de Peñaescrita y el río Cereceda. Se puede ver el enorme cubo del molino excavado en las pizarras, los hormazos de las paredes y el caz. El edificio del molino es bastante pequeño pero el cubo es muy grande. Alguna gente le dice Molino de Bullarea, en vez de Brillorea, y no está muy claro cuál sería su nombre original. El aspecto que tiene es de haber sido abandonado hace muchísimo tiempo. En 1752 estaba funcionando y le llamaban molino de la Talaverana.
Molino de Brillorea
MOLINO DE RAMÍREZ
Sus ruinas se encuentran aguas arriba del Molino de Brillorea, en la margen derecha del río, y antes de llegar al Molino de los Guindos. Parece de los más antiguos por el tipo de construcción, toda de piedra de pizarra, sin ningún ladrillo ni argamasa. Se puede ver el cubo y la gran pared de piedra que lo cerraba, la plataforma del caz, la salida del agua por debajo del edificio (cárcavo), y una piedra de moler partida en tres trozos. Por los restos de construcciones que quedan parece que el molino era bien grande. En su construcción se asemeja al de Brillorea pero parece mucho más antiguo. Corresponde al molino llamado del Quemado en 1752.
Molino de Ramírez
MOLINO DE LOS GUINDOS
Sus ruinas se encuentran en el paraje de los Guindos, más arriba del Molino de Ramírez, en una de las zonas más inaccesibles del río Cereceda. Está muy tapado por la vegetación pero se ven las paredes viejas, restos de otras construcciones adyacentes, y un piedra de moler junto a la puerta, colocada como asiento. Muy escondido entre la vegetación se conserva el sorprendente cubo, en forma de pozo circular muy bien terminado. Desde el collado Canela, junto a la cuesta del Chaparro, bajaba una vereda hasta el molino, y aun aparece en algunos mapas del Ayuntamiento como "Vereda del molino de los Guindos". Ha conservado el nombre que tenía en 1750. 
Molino de los Guindos (cubo)
MOLINO DEL CORNETA
Estaba situado en La Dehesa, cerca del Molino de Macario pero al otro lado del río, en lo que hoy son huertas particulares. Se puede ver el azud (reformado) y el caz que se sigue utilizando para regar la huerta. También se aprecia la vuelta del agua al cauce del río después de pasar por los edificios donde estaría situado el molino. No parece que quede nada reseñable pues se han hecho construcciones nuevas donde se supone que estaba el antiguo molino.
MOLINO DE MACARIO
Antes ha sido llamado Molino del Mellado, y también se le llamaba Molino de la Tía Cecilia. Macario fue su último propietario, pero antes era de la familia de Rafaelillo Mellado y de su mujer, la Tía Cecilia. Esta situado en La Dehesa, en el lugar que ocupa el chalet Torregrosa y aun se puede ver parte del cubo del molino bajo el voladizo de la nueva construcción. Después de estar cerrado se abrió tras la guerra civil para cerrarse definitivamente a mediados de los años cincuenta. El enorme azud, y el caz, se pueden ver todavía. El edificio del molino se encuentra junto al río, separado del chalet, y se encuentra en sorprendente buen estado de conservación
Molino de Macario
MOLINO DEL INGENIO
Se localiza en el Egeño, en la junta de los ríos Cereceda y Pradillo. En sus últimos años de funcionamiento era conocido como la Fábrica de Lisardo, pues Lisardo, "El Industrial", fue su último propietario. Si lo comparamos con los otros molinos, queda justificado su nombre de "fabrica". Es de suponer que su apertura supusiera el cierre de los pequeños molinos. Estuvo en funcionamiento hasta finales de los años sesenta del siglo XX. Aun quedan en pie sus impresionantes paredes de tapia, gran parte de su maquinaria entre los escombros, la gran puerta de madera, el caz, la balsa y su compuerta. Después de la guerra civil se reformó su maquinaria y se colocó una gran tubería de hierro desde la balsa hasta el molino. Se abastecía de agua de ambos ríos; un caz provenía del río del pueblo, cogiendo el agua cerca del peñón de Santa Ana, y el otro caz venía desde el río de atrás. En 1752 ya se llamaba molino del "Ingenio", era  propiedad de Juan Batanero el Mayor, y era el "mejor que hay en esta Villa". De su nombre original, molino del Ingenio, se pasó con el tiempo y la mala pronunciación a Egeño y con este nombre se conoce al paraje donde se encuentra.
Fábrica de Lisardo, en el Egeño
MOLINO DE CHILÍN
Situado junto a la tabla del Ahogado, al sur de Fuencaliente, cuando ya se han unido los dos ríos para formar el Río Yeguas. En los "años del hambre" se reabrió y estuvo funcionando hasta los años sesenta. Actualmente solo quedan las paredes pues después de cerrar fue usado para encerrar ganado y luego como perrera. El Molino de Chilín fue el último en cerrar y su último molinero fue "Berejeno".
Molino de Chilín
MOLINO DE MORRILLA
Entre la Fábrica de Lisardo y el molino de Chilín, más abajo de la confluencia de ambos ríos, se encontraba el Molino de Morrilla, justo antes de llegar a la Huerta de Conde. Hasta hace poco se podía ver el caz y parte de las ruinas, pero fue destruido al hacer la nueva carretera. El caz era el mismo que abastecía al Molino de Chilín. Actualmente no queda ningún resto del molino, pero lo que era el cubo ha quedado colgado sobre el talud de la carretera y el caz es perfectamente visible al lado de la misma.
MOLINO DE LOS RASILLOS
De este molino solo tenemos referencias orales. Se encontraba en la junta de la garganta de Peña Escrita y el arroyo del Barranquillo de las Piedras. Sus ruinas deben estar perdidas entre el monte y hay quien dice haber visto entre las jaras algunos restos de antiguos edificios.
MOLINO DE NAVALAJETA
Otro molino que solo conocemos por referencias orales. Se encontraba en el río Navalajeta, cerca del lugar conocido como Cerro de los Membrillejos. Según estas referencias, en el cauce del río se encontraba una piedra de moler que había arrastrado el agua. Y en escrituras familiares antiguas se habla del "paraje del molino" al referirse a esta zona del río.
BATANES
Los tres batanes que había en 1575 en el término de Fuencaliente pertenecían a vecinos del Valle de los Pedroches, donde había una floreciente industria textil (Pedroche, Torrecampo). El objeto de estos ingenios hidráulicos era abatanar o tundir los tejidos de lana, que consistía en golpearlos repetidamente para que adquirieran más consistencia y flexibilidad. En el año 1752 no quedaba ninguno de ellos en funcionamiento y hoy día solo queda el recuerdo en el nombre de la Chorrera de los Batanes.
Chorrera de los Batanes
Para abatanar o tundir los paños se remojaban y se golpeaban después con unos mazos de madera; estos mazos eran movidos por una rueda que a su vez era movida por la fuerza del agua. El abatanado entrecruzaba más las fibras y el resultado era un tejido más uniforme, resistente y agradable de llevar. Como todas las partes eran de madera, su montaje era sencillo. Los batanes no necesitaban mucha infraestructura, tomaban el agua directamente del río y como construcción les bastaba un simple cobertizo. El batán necesitaba de una pila para ablandar el tejido, una rueda de álabes, un eje de levas, un par de mazos, y una pila donde éstos golpeaban el tejido. La rueda de madera giraba solidaria con el eje que llevaba dos levas intercaladas a 90º; de esta forma las levas levantaban los mazos y los dejaban caer alternativamente uno después de otro. Todo el conjunto descansaba sobre cuatro pies derechos de madera con un armazón superior del que colgaban los mazos. Todavía se conservan batanes en el Norte de España como en Fiscal (Aragón),  Aniezo (Cantabria), y Val de San Lorenzo (León).
Batán de Aniezo (Cantabria)
BATÁN DE LA VEGA DEL HELECHAL
De los 3 batanes que había en Fuencaliente en 1575, sólo quedan los posibles restos de uno de ellos en la Vega del Helechal, junto a la Chorrera de los Batanes. Allí es posible ver, entre la maleza, un pozo redondo con un tipo de construcción diferente a los cubos de los molinos harineros. El tipo de construcción, y la proximidad a la Chorrera de los Batanes, hacen pensar que se trata de uno de los antiguos batanes, y una limpieza y excavación de las ruinas adyacentes podrían confirmar este extremo. Tanto el cubo, como las ruinas anejas, están tapados por la vegetación.
Vega del Helechal
MOLINOS ACEITEROS
Los molinos aceiteros o almazaras se les llama también "molinas". En 1575 no había ninguno porque no había olivos plantados ya que las primeras plantaciones de olivos se hicieron en el siglo XIX después de las distintas desamortizaciones. Luego se construyeron el Molino del Plantío, el Molino de las Mestas, la Molina de la Fuente del Compadre y la Molina del Egeño, todas ya desaparecidas. 
MOLINA DEL EGEÑO
También conocida como Molina de los Muñoces. Situada entre los dos Puentes del Egeño, en la junta de los ríos Cereceda y Pradillo, junto a las ruinas de la Fábrica de Lisardo, es el edificio industrial más importante que se conserva en Fuencaliente. Se encuentra en un lamentable estado de conservación y se derrumbará si no se hace nada urgentemente. Era una gran almazara, pero la construcción de la Molina de la Cooperativa, junto a la Fuente de la Teja, provocó su cierre y abandono, ya que no fructificaron las negociaciones entre los propietarios y la Cooperativa para unificar ambas empresas. Su nombre, Muñoces, proviene de la familia propietaria, a la que sigue perteneciendo el edificio. Estuvo más o menos bien conservada hasta hace poco, pero actualmente se utiliza como corral de ganado y nadie muestra interés por su conservación. Aunque fue modernizada en su momento, usaba animales como fuerza motriz. Contaban los viejos que no había un animal encargado de moler, sino que cada agricultor llevaba su animal, mulo, burro o caballo.
Molina del Egeño
MOLINO DEL PLANTÍO
La primera plantación de olivos que se hizo en Fuencaliente, no sabemos la fecha exacta, fue junto a la Huerta de la Peralera, en los Collaíllos, y allí se construyó el primer molino aceitero. Es el más antiguo, hasta el punto que nadie recuerda si tenía nombre, y todos le llaman el Molino Viejo o Molino del Plantío. En los mapas antiguos simplemente le llaman molino antiguo y molino aceitero. Desde Fuencaliente se llegaba por el Camino de la Puente, el que pasaba por el Charco Matamujeres y por la Vega de la Virgen. El lugar donde se encuentra se conoce como el Plantío, de ahí su nombre. A pesar de ser el más antiguo, se cuenta que estuvo en funcionamiento hasta los años cuarenta. Ya está derruido pero se puede ver la balsa del alpechín, algunas piedras de grano y las paredes viejas (los hormazos). Hasta hace poco se conservaban el rulo con las piedras pero fue expoliado.
Molino del Plantío
MOLINA DE LA FUENTE DEL COMPADRE
También llamada Molina de los Chaparros, pertenecía a familia de los Gutiérrez (de la Tía Chaparra), y está junto a la Fuente del Compadre, en la salida del Camino de Conquista. La maquinaria provenía de la Molina de los Jaramagos, de cuando ésta se cerró y sus socios se trasladaron a este lugar, en las afueras del pueblo. Actualmente no queda mucho de interés pero el edificio se conserva aunque en muy mal estado.
Molina de la Fuente del Compadre
MOLINO DE LAS MESTAS
También llamado Molina de los Jaramagos. El paraje donde se encuentra se llama Vega del Tío Planas, y su ubicación responde a otra de las primeras plantaciones de olivos que se hicieron en el pueblo. El tío Planas era yerno de Francisco Mohedano, al que apodaban "Jaramago", que llego a ser intendente de Alcudia en el siglo XIX. Aunque después se convirtió en un cortijo, el edificio es prácticamente el mismo de la antigua molina, pero la maquinaria fue trasladada a la Molina de los Chaparros, por lo que poco queda en el edificio que recuerde su antiguo cometido.
Molino de las Mestas
OTROS INGENIOS HIDRÁULICOS
NORIA DE LA CANTINA
Aunque no tiene que ver nada con los molinos, referimos aquí esta curiosa construcción de nuestros ríos de la que poco se sabe. Se encontraba en el Río Yeguas, en el Cortijo de La Cantina, en la esquina de la huerta vieja, junto al cauce del río. Los restos que quedan son la plataforma que sustentaba el eje de la noria; este eje era movido por medio de un burro que daba vueltas sobre la plataforma. También se puede ver, al lado, un machón de piedra del que saldría la viga que sujetaba la noria. El objeto de este artilugio era regar la huerta adyacente. Juan Luna ("Juanillo Zumba") me contó que recordaba ver la noria funcionando.
Noria de la Cantina